martes, 23 de marzo de 2010

Mas sobre la oposición (Editorial de Nuestra Propuesta del 23/3/10)

Un reciente informe del Departamento de Estado yanqui refiere a la corrupción y debilidad institucional que se vive en Argentina, los principales medios de prensa norteamericanos tratan de cerca el tema del Banco Central en nuestro país, también se preocupa por la independencia de este Banco el Fondo Monetario Internacional, a su vez el gobierno norteamericano de las finanzas cree que el Banco Interamericano de Desarrollo debe ceder al Banco Mundial, al que controla más que al BID, la órbita de América Latina.

La llamada oposición en nuestro país evidentemente actúa de acuerdo a la inspiración de la agenda que fijan el imperio y los factores de poder real.
Por ejemplo la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa habla en su comunicado de la caída de valor institucional a la que asistimos y de la carrera entre precios y salarios, de una economía desequilibrada, no atractiva para los inversores.

La Asociación de Dirigentes de Empresa, por su parte, se siente amenazada, o mejor dicho entusiasmada, con una futura devaluación, al igual que los economistas estrella del neoliberalismo, que ante la inminencia de la convocatoria al Consejo del salario mínimo, a continuación de las paritarias, advierten sobre la puja precios-salarios. En definitiva exigen una instrumentación más drástica de la doctrina de mercado apelando al relato que plantea que el Estado imponga “disciplina financiera”, o sea reducción del gasto público.

Tanto la Asociación Empresaria Argentina como la Iglesia llaman a la cordura por las políticas agresivas de discusión entre la Rosada y el Parlamento y la Justicia, que afectan la calidad institucional. Todo esto ayudado por los medios de comunicación en la medida que al exacerbar todo enfrentamiento y darle cobertura extraordinaria retroalimentan una percepción contraria a cualquier debate o conflicto. Porque sí hay debate y hay conflicto: los problemas de la redistribución de la riqueza se deben en gran parte a la presencia de enclaves neoliberales no solo en las estructuras económicas, sino en la ideología de la derecha, la del ajuste, la del simplismo mercantil, las privatizaciones, el consumismo, todas absolutamente antidemocráticas.

Y hay debate y conflicto. Sobre la utilización del Presupuesto, sobre el pago de la deuda, sobre la nacionalización de recursos, sobre el aumento salarial, sobre las fuentes de trabajo y la economía popular, sobre el Banco Central, sobre la devaluación, sobre el Banco del Sur, sobre la producción agropecuaria y las exportaciones, sobre los juicios a los genocidas, sobre la ley de partidos políticos.

Para sostener estos debates y terciar en los conflictos el movimiento popular necesita acumular fuerzas, organizarse, darse un programa y trabajar duro por la creación de una fuerza política nueva, con amplia participación democrática, popular y antimperialista.

El papel de esta fuerza es fundamental en la disputa con las derechas y en la acción autónoma que le permita presionar firmemente al gobierno para la profundización de las medidas básicas de distribución de la riqueza