domingo, 3 de agosto de 2008

Redistribución de la riqueza y el rol del Estado


(Por Arturo M. Lozza) La gran prensa nos saturó de información intencionada en favor del lockout agrario durante varios meses. Una de las últimas imágenes que nos presentáron los medios, a modo de corolario final del conflicto, ha sido esa foto de Eduardo Buzzi, titular de la FAA, desatando la cinta inaugural de la Exposición de la Sociedad Rural. Fue la imagen más vergonzosa en el historial de esta organización agraria.


Durante esos días de lockout hubieron decenas de luchas de los trabajadores, pero ni los medios radiales, ni la TV, ni los diarios -nos referimos a los medios dominantes- informaron siquiera una jota.

En los últimos seis meses los conflictos por salarios y mejores condiciones de vida y laborales superaron los 200: no es poca cosa. Es más, en los últimos días se han desencadenado paros de los municipales de 134 intendencias bonaerenses, paros de ATE en varias provincias, en el Pami y el Senasa, paro de metalúrgicos y trabajadores de la salud, paro de los trabajadores del neumático y de los judiciales, entre tantos otros.

Alrededor del 70 por ciento fueron en la actividad privada, el resto en el sector público. Hubo, y destaquémoslo con fuerza, importantes conquistas, en muchos casos los trabajadores lograron quebrar el techo salarial del 19% que se pretendía desde determinadas concepciones oficiales y empresarias. Nada de esto, sin embargo, tuvo cabida en los grandes medios.Digamoslo pues nosotros: solo en 20 días, entre el 29 de junio al 18 de julio de este año –según comprobó el Observatorio del Derecho Social de la CTA- protagonizaron huelgas los trabajadores portuarios que paralizaron los puertos de Mar del Plata, Puerto Deseado, San Antonio Oeste, Corrientes, Ushuaia, Ibicuy, Diamante, Santa Fe, Zárate-Campana, San Nicolás, Necochea (Quequén), Buenos Aires-Dock Sud y San Martín.

A su vez, los trabajadores de la industria pesquera comenzaron un paro por tiempo indeterminado que incluyó quemas de neumáticos frente a las firmas Pesquera San Isidro, Congeladores Patagónicos, Pereira Argentina, Iberconsa, Pescapuerta Argentina, y Nedar.También llevaron adelante paralizaciones de tareas los obreros del petróleo de Cerro Dragón, en Santa Cruz, el mayor yacimiento de hidrocarburos de la Argentina. Como parte de las medidas de fuerza, los trabajadores promovieron cortes de ruta que mantuvieron paralizada la producción de hidrocarburos en toda el área.

Por estos días, además, los trabajadores del Banco de la Provincia de Buenos Aires resolvieron una medida de fuerza en repudio a autoridades del Bapro por no pagar la totalidad de los haberes al sector pasivo en su Caja de Jubilaciones. La seccional Buenos Aires, que incluye a la totalidad de las sucursales ubicadas entre Zárate y Berazategui, paró durante el turno de 7 horas y media "sin atención a los clientes y con presencia en los lugares de trabajo" y se concentraron con jubilados en el hall de la Casa Central de la entidad, en la Capital Federal.

¿Usted, lector, se había enteró de esto por algún medio masivo?

Pero no fueron los únicos. También los trabajadores de una empresa contratista de Edenor realizaron una ruidosa protesta frente al obrador que la compañía posee sobre la colectora oeste, kilómetro 27,5 de la Autopista Panamericana, y luego de un corte de la arteria procedieron a la quema de neumáticos.

En estas jornadas pararon los recibidores de grano de Entre Ríos y los petroleros de La Pampa, los trabajadores de la fábrica de camiones Iveco, del grupo Fiat, iniciaron en Córdoba un paro reclamando la reapertura de la paritaria, y la Asociación de Trabajadores del Gas (ATGAS-CTA) dispuso un paro por tiempo indeterminado en reclamo de una recomposición salarial. Continuó el conflicto de los obreros de las empresas Aumont, Riland, Ecocret, Pertenecer, Cif, Hunter y Unión del Ferrocarril Roca, y en este mismo período trabajadores de la Terminal portuaria de Dock Sud conquistaron una mejora del 30 por ciento en sus ingresos, otro tanto lograron los obreros del tabaco de las multinacionales Massalin y Nobleza Piccardo, y los de las acopiadoras de Salta, Jujuy, Tucumán y Misiones. Trabajadores de clínicas, centros de análisis y diagnóstico arrancaron un aumento salarial del 25 por ciento.

Semanas antes, los visitadores médicos de todo el país lograron un incremento salarial del 37,5 por ciento en el sueldo básico más aumentos por antigüedad. Y los judiciales de la Federación Judicial Argentina de varias provincia (Chaco, Neuquén, Mendoza, etc.) sumaron cifras parecidas tras varias jornadas de huelgas y movilizaciones.

¿Qué significado darle a estas luchas? Uno de ellos es que aun con sus mil imperfecciones y falencias, la clase trabajadora siguió plantando sus banderas por una justa redistribución de los ingresos, aun en medio del silencio de los medios y de un conflicto lanzado por la burguesía agraria por la distribución de la renta donde, de lo que menos se habló, fue acerca de la mayor de las víctimas: más de un millón de peones rurales con sueldos en negro y miserables condiciones laborales.Ahora bien, la convocatoria a Paritarias dándole a estas un carácter permanente, se da en una etapa de abierta disputa por un modelo de país y se discute la legitimidad del Estado para intervenir en la economía y en los intocables ámbitos de la propiedad privada. Se rearticula, paralelamente, el abanico político neoliberal y desde esas trincheras -advirtió Hugo Yaski, secretario general de la CTA-“se admite como algo normal y hasta necesario que el Estado intervenga para poner techo a los salarios, pero se clama al cielo cuando ese mismo Estado pretende poner techo a la rentabilidad empresaria”.

En este contexto de confrontación por la distribución de los ingresos, la convocatoria al Consejo del Salario se convierte en un escenario de puja importante pero que no puede ser el único ya que más de la mitad de los trabajadores están en negro y, fuera de convenio, sus salarios no llegan siquiera al mínimo. Además, habrá que redoblar la lucha por las jubilaciones móviles.Todo esto debería ser acompañado por una política de Estado a favor, en efectivo y no solo en palabra, de una justa distribución de las riquezas. Una política firme en ese sentido resulta esencial, más aun cuando el campo del neoliberalismo se reagrupa y motorizado por la red comunicacional de la derecha, se prepara para dar nuevos zarpazos.

Tomado de www.pca.org.ar

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